K. Kressman Taylor |
La tarde del
sábado leí el libro “Paradero desconocido” (edición en catalán) de la escritora
norteamericana Katherine Kressman Taylor. Un libro corto, muy corto, de unas 50 páginas
escasas y que se lee de un tirón. Impresionante. La historia de fondo es el
deterioro de una amistad profunda entre dos amigos alemanes a lo largo del año
1933. Residentes en Estados Unidos y socios, regentan una galería de
arte; Max Eisenstein, judío, continúa con la responsabilidad del negocio
mientras que Martin Schulse, ario, regresa a Alemania y allí se encuentra con
el resurgimiento de una nueva esperanza nacional con la llegada de Hitler al
poder.
La
estructura epistolar del texto –las cartas entre ambos amigos- consigue
mantener la tensión del “tempo” en la progresiva separación y ruptura de
aquella relación que parecía inquebrantable. Un texto breve pero muy profundo,
donde descubrimos la complacencia con la injusticia, la traición por miedo a
perder la seguridad personal, la valentía inconsciente de las víctimas y una
sutil confluencia donde se entremezclan los roles de víctima y verdugo.
El libro
fue publicado en Estados Unidos en 1938 y tuvo un gran éxito. El drama, las
ideas y las contradicciones que se van desgranando, de forma evidente, unas, y otras
que se sobreentienden, se convierten en una denuncia sobre lo que estaba
sucediendo en Alemania y que la autora conoció a partir de las experiencias que
se explicaban en su entorno. Pero
también –y ahí radica la importancia de este libro- se convierte en un alegato
premonitorio sobre los peligros que acechaban a tantas personas inocentes en el
corazón de la vieja Europa.
Entre los
diferentes párrafos del libro destaco aquel donde, de forma un tanto ingenua,
todavía, Martin relata a su amigo la
esperanza “nueva” que se abre para los humillados alemanes (traduzco
directamente del catalán):
“…te lo
digo de verdad, amigo mío, existe una exaltación, una gran exaltación. En todos
los lugares, el pulso de la gente se ha acelerado. Se nota en las calles y en
las tiendas. Se ha abandonado la antigua desesperación como un abrigo olvidado.
La gente ya no se cubre la cabeza con la vergüenza; vuelven a tener esperanza.
Puede que veamos el fial de la pobreza. Alguna cosa, aunque no se qué, pero
alguna cosa pasará.”
¿Nadie
supo ver lo que se estaba cociendo en el Reich? ¿Dónde miraban los grandes
estrategas mundiales, en aquel 1938? Estados Unidos se desentendía de los
problemas de Europa, preocupados por superar la grave crisis económica tras el
29. Y los dirigentes de las potencias europeas intentaban calmar las ambiciones
de Hitler pactando anexiones territoriales que lo único que conseguían era
darle más poder y relevancia. Y ahora, sí, ya sabemos las consecuencias y el
precio que pagaron millones de ciudadanos de a pie por las actitudes de sus
líderes, en uno u otro sentido.
+++
En la sala Villarroel de Barcelona se
puede ver actualmente una versión teatral de esta obra literaria, interpretada
por los actores Lluis Homar i Eduard Fernández.
Por las críticas que he leído parece estar muy bien interpretada. Habrá
que ir a verla.
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