lunes, 4 de febrero de 2013

"PARADERO DESCONOCIDO": una advertencia premonitora del mal

K. Kressman Taylor

La tarde del sábado leí el libro “Paradero desconocido” (edición en catalán) de la escritora norteamericana Katherine Kressman Taylor. Un libro corto, muy corto, de unas 50 páginas escasas y que se lee de un tirón. Impresionante. La historia de fondo es el deterioro de una amistad profunda entre dos amigos alemanes a lo largo del año 1933. Residentes en Estados Unidos y  socios, regentan una galería de arte; Max Eisenstein, judío, continúa con la responsabilidad del negocio mientras que Martin Schulse, ario, regresa a Alemania y allí se encuentra con el resurgimiento de una nueva esperanza nacional con la llegada de Hitler al poder.

La estructura epistolar del texto –las cartas entre ambos amigos- consigue mantener la tensión del “tempo” en la progresiva separación y ruptura de aquella relación que parecía inquebrantable. Un texto breve pero muy profundo, donde descubrimos la complacencia con la injusticia, la traición por miedo a perder la seguridad personal, la valentía inconsciente de las víctimas y una sutil confluencia donde se entremezclan los roles de víctima y verdugo.  

El libro fue publicado en Estados Unidos en 1938 y tuvo un gran éxito. El drama, las ideas y las contradicciones que se van desgranando, de forma evidente, unas, y otras que se sobreentienden, se convierten en una denuncia sobre lo que estaba sucediendo en Alemania y que la autora conoció a partir de las experiencias que se explicaban  en su entorno. Pero también –y ahí radica la importancia de este libro- se convierte en un alegato premonitorio sobre los peligros que acechaban a tantas personas inocentes en el corazón de la vieja Europa.

Entre los diferentes párrafos del libro destaco aquel donde, de forma un tanto ingenua, todavía,  Martin relata a su amigo la esperanza “nueva” que se abre para los humillados alemanes (traduzco directamente del catalán):

“…te lo digo de verdad, amigo mío, existe una exaltación, una gran exaltación. En todos los lugares, el pulso de la gente se ha acelerado. Se nota en las calles y en las tiendas. Se ha abandonado la antigua desesperación como un abrigo olvidado. La gente ya no se cubre la cabeza con la vergüenza; vuelven a tener esperanza. Puede que veamos el fial de la pobreza. Alguna cosa, aunque no se qué, pero alguna cosa pasará.”

¿Nadie supo ver lo que se estaba cociendo en el Reich? ¿Dónde miraban los grandes estrategas mundiales, en aquel 1938? Estados Unidos se desentendía de los problemas de Europa, preocupados por superar la grave crisis económica tras el 29. Y los dirigentes de las potencias europeas intentaban calmar las ambiciones de Hitler pactando anexiones territoriales que lo único que conseguían era darle más poder y relevancia. Y ahora, sí, ya sabemos las consecuencias y el precio que pagaron millones de ciudadanos de a pie por las actitudes de sus líderes, en uno u otro sentido.

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En la sala Villarroel de Barcelona se puede ver actualmente una versión teatral de esta obra literaria, interpretada por los actores Lluis Homar i Eduard Fernández.  Por las críticas que he leído parece estar muy bien interpretada. Habrá que ir a verla.

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