(16-04-1931)
La
proclamación de la República en Teruel
(Fotos tomadas de internet) |
Serían
las cuatro poco más, el ambiente que flotaba, tuvo explosión de adhesión a la
República, que iba, cual en el resto de España a proclamarse. El comercio cerró
sus puertas y al toque de la “Campana del Ángel”, el pueblo acudía a la Plaza
de la Libertad, donde se halla instalado el Centro Republicano para unirse a la
manifestación que se trataba de formar para llevar a la Casa de la Ciudad la
enseña proclamada.
Con
la banda municipal a la cabeza, que dejaba oír la Marsellesa y los directivos
de los partidos republicano y socialista que llevaban sus respectivas banderas,
la manifestación se puso en marcha entre aclamaciones de entusiasmo a la
República y a los capitanes Galán y García Hernández, cuyas fotografías iban
unidas a las banderas.
Por
Joaquín Costa, Castel, Carrasco, San Juan y Amantes, se fue al Ayuntamiento
colocando en el balcón principal la bandera nacional, morada, amarilla y roja
entre grandes aplausos y vivas.
El
señor Borrajo,
dirigió la palabra a la multitud; su discurso, muy elogiado por todos, fue de
recomendación de orden y de respeto porque orden y respeto es la República. Se
dirigió y ello produjo emoción, al adversario, para que descansara y durmiera
en paz y tranquilidad ante la garantía que le daba el nuevo régimen
democrático, proclamado en Teruel y cuya dirección asumía como alcalde de la
ciudad.
Don
José Borrajo estaba emocionado, pero su emoción no le impidió pronunciar
palabras que, como hemos dicho, fueron generalmente elogiadas.
Y
quedó proclamada la República, dentro del mayor orden.
Más
tarde, en el Ayuntamiento, se reunió el Gobierno provincial republicano bajo la
presidencia del señor Borrajo e integrado por los señores Vilatela,
Iranzo,
Díez, Sapiña,
Uriel, Bayona, Maícas (Felipe), Pardo Gayoso, Balaguer, Muñoz (Eugenio), López
(Fernando), Arredondo, Civera, Fabre (Facundo y Pedro), Cano Jarque (León),
Torregosa, Noguera,
Travera, Gimeno, Bernad, Feced,
Nevot, Crespo y Bayo (Narciso), tomado el acuerdo de asumir la responsabilidad
del movimiento y designar a jefe señor Borrajo, para la Alcaldía, al señor
Iranzo para el Gobierno civil, y al señor Díez para la presidencia de la
Diputación. Los dos primeros se posesionaron de los cargos y el señor Díez lo
verificó ayer por la mañana.
Después
de posesionado de la presidencia don Pedro Díez, con los demás miembros
designados, serían las dos de esta tarde, se han trasladado a la Casa de
Beneficiencia, siendo recibido por el administrador, sacerdote, y todas las
hermanes, así como los niños acogidos de ambos sexos, que han sido obsequiados
con dulces y bombones.
Luego
el señor Díez, ha reunido a las Hermans, pronunciando breves palabras de saludo
deshaciendo el fantasma creado sobre la República que ha de ampararlas con
cariño y amor.
Ha
pedido a las religiosas que tengan confianza en la nueva forma de Gobierno, que
viene a amparar y defender la justicia.
Otros
detalles
De
la secretaría particular del Alcalde, Jefe provincial del partido don José
Borrajo, se ha hecho cargo el conocido periodista y Jefe de Negociado de Hacienda
León Cano distinguido amigo nuestro.
Le
felicitamos
(20-04-1931)
Constitución
del nuevo Ayuntamiento
El
viernes, a las siete quince, abre la sesión el señor Borrajo. En los escaños
todos los concejales. El salón lleno de público. En el lugar de la prensa solo
el representante de La Voz.
La
presidencia, dice que, por el Comité revolucionario, fue designado para el
cargo que en esos momentos ocupa.
Saluda
a los compañeros y celebra ver en sus escaños a los once concejales que tienen
la representación monárquica, que personalmente –dice- sois tan dignos y tan
respetables como nosotros mismos.
Aquí venimos con
el ramo de laurel: Si en el calor de la lucha pudo haber ofensa, pensando en la
ciudad, perdonad, y unidos en un solo deseo, sea todo por y para Teruel.
Por
ser concejal de más número de votos, ocupa la presidencia don César Arredondo;
se da lectura a los artículos 53 y 50 de la ley municipal que se refieren al
nombramiento de alcalde y tenientes de alcalde y en su consecuencia, se
suspende la sesión por quince minutos para que los concejales se pongan de
acuerdo. Reanudada, se procede a votar, y por unanimidad, salvo para la
Alcaldía que hay una papeleta en blanco, resultó el Ayuntamiento constituido en
la siguiente forma:
Alcalde:
Don José Borrajo .
Primer
teniente: Don Rafael Balaguer.
Segundo
Id.: Don Juan Sapiña.
Tercero
id.: Don César Arredondo.
Cuarto
id.: Don Pedro Fabre.
Primer
Síndico don Pedro Díez y segundo don Manuel Bernad.
El
señor Borrajo da las gracias al Ayuntamiento por la confianza en él depositada
y se congratula se ser el alcalde del primer Ayuntamiento republicano de
Teruel. Da un viva a la República.
Se
propone que las sesiones tengan lugar los miércoles a las seis de la tarde.
El
señor Sánchez Batea hace constar que es algo pronto, pues tanto él como su
compañero Noguera son obreros del campo y en el tiempo que entra, esa hora es
para ellos inoportuna.
Se
acuerda sea a las ocho y se levanta la sesión.
José Borrajo Esquíu. |
El
nuevo Alcalde. Don José Borrajo Esquíu.
Desde
anteayer ocupa, por elección popular, la primera magistratura de la ciudad,
este distinguido turolense, que en la esfera profesional, en el aspecto
político y en su trato particular, afable y caballeroso, ha merecido siempre la
consideración y simpatía de todos.
El
señor Borrajo, elegido concejal en la elección del día 12, ha sido elevado, por
el voto unánime de los concejales, incluso de los monárquicos, a ocupar la
Alcaldía de Teruel.
Llega
por tanto, con todos los prestigios a cargo tan preeminente.
Proclamada
la República española, es el primer ciudadano turolense, que con tal carácter,
y por designación verdaderamente popular, ocupa la presidencia de nuestro
Municipio. Concejal por los votos de los republicanos y alcalde por los de una
gran mayoría republicano-socialista, una vez posesionado y aún siéndole, desde
luego muy honrosa, su condición política, ya no es el alcalde de una
agrupación, de una tendencia, de un partido,…; es el alcalde de Teruel.
Como tal queremos verle actuar, y
como tal, leal y honradamente, hemos de juzgarle. Habremos de guardar a su
autoridad los mayores respetos, como hemos de tener para su persona aquellas
atenciones incubadas en tiempos de una juventud que ya pasó, pero que es grato
siempre recordar.
Su
designación ha causado el mejor efecto en la ciudad; por su consecuente
historia republicana, era el hombre indicado en estos instantes en que alborea
un nuevo régimen para la patria.
Sólo
aciertos le deseamos en su gestión, y tenga la seguridad de que para cuando el
interés de Teruel demande, tendrá La Voz a su entera disposición.
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