sábado, 16 de noviembre de 2013

REENCUENTRO EN EL INFIERNO: Brigadistas y republicanos en los campos nazis (II)



Hans Landauer y Pascual Castejón, en Calanda
(La última entrada del blog estaba dedicada a la coincidencia de los Brigadistas con los republicanos deportados al campo de Mauthausen, mencionando alguno de los ejemplos recogidos en los testimonios de diferentes supervivientes. En la entrada de hoy recordamos la coincidencia, en otros campos nazis, de aquellos luchadores antifascistas internacionales con los republicanos deportados)

En otros campos nazis, además del de Mauthausen, también hubo una estrecha colaboración y ayuda mutua  entre brigadistas y republicanos españoles. Sirva como ejemplo el campo de Dachau. Los republicanos que fueron deportados a este campo -situado en las proximidades de Múnich- llegaron procedentes de las prisiones francesas, tras haber sido detenidos como resistentes, o transferidos desde otros campos. El 8 de septiembre de 1942 un centenar de españoles fue trasladado desde Mauthausen, en uno de los “transportes fantasmas”, hacia un destino desconocido -que muy bien podía haber sido la cámara de gas del castillo de Hartheim- pero fueron conducidos hasta Dachau por razones que los propios deportados nunca llegaron a explicarse. Su situación era lamentable, se encontraban desfallecidos, enfermos, exhaustos,…y esos  fueron los motivos por los que habían sido “seleccionados”. Todo indicaba que su fin se hallaba próximo pero, al ser identificados por un grupo de brigadistas, su suerte cambió radicalmente: Pascual Castejón (Calanda 1916-2005) se emocionaba al recordar su encuentro con “Juanito”, un brigadista internacional que había estado en su casa durante la Batalla de Teruel  y que era amigo de su hermano: “Aquel día –decía Pascual- volví a nacer”. “Juanito” no era otro que el nombrado Hans Landauer quien, junto a otros “internacionales” realizó una encomiable labor solidaria, no exenta de peligros, hacia los republicanos que iban llegando a Dachau. El asturiano Prisciliano García  citaba, agradecido, en sus memorias a los brigadistas Oskar Neumann, Bruno Furch, Antón Hackl, Eric Hubmann y al propio  Landauer. 

  
DL / ARCHIVO
Hans Landauer, a la derecha. Foto: diariodeleon.es
Con la liberación de Dachau, en abril de 1945, cuando se desbordaron las emociones y renacían nuevas esperanzas de vida y de libertad, una treintena de republicanos firmaron una tarjeta de agradecimiento en la que escribieron: “a nuestro estimado amigo Hans Landauer como recuerdo de nuestro internamiento en el campo de Dachau. Una amistad solidaria que trascendió más allá de campo: Pascual Castejón, en Calanda, enseñaba con orgullo, en el verano de 2004, una fotografía reciente con su amigo “Juanito” que acompaña esta entrada. Y significativo es el caso del citado Prisciliano , quien salió del campo con muchos problemas de salud, lo que le acarreó una muerte temprana, en junio de 1949: el asturiano había dejado en manos de su amigo Hans unas memorias que el brigadista conservó durante años, hasta que fueron publicadas en España en 2005, bajo el título "Mi vida en los campos de la muerte" y en cuya presentación tuvo un papel destacado el propio Hans. ( foto)

La camaradería, forjada en la lucha contra el fascismo  en los frentes de batalla españoles, se consolidó en el exilio y, también, entre quienes coincidieron en los campos nazis. La relación se ha mantenido desde aquella lejana primavera de 1945, cuando se liberaron los campos, hasta nuestros días. Han sido muchas las ocasiones en que se ha evidenciado esta recíproca comunión a lo largo del exilio republicano. Es suficiente, para demostrarlo, el recuerdo de las palabras que el nombrado Arthur London pronunció durante la inauguración del monumento a los españoles en el campo de Mauthausen el día 5 de mayo de 1962:

fieles a sí mismos, nuestros hermanos los españoles, estuvieron enter los primeros y los mejor organizados de la resistencia ilegal y de la solidaridad internacional en el campo. El elevado valor moral, el coraje y el espíritu combativo, la unión antifascista contra los SS de los deportados republicanos españoles formada por socialistas, comunistas, republicanos y anarquistas constituyó una aportación de primer orden en nuestra lucha clandestina en el campo (…) Nuestros hermanos españoles que sobrevivieron a la barbarie fascista no han conocido como nosotros la alegría de la liberación de su patria y el retorno a sus casas, diecisiete años después del final de la guerra, ellos están obligados, todavía, a vivir en el exilio”.

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