Hoy se cumple el
68 aniversario de la liberación del campo de Mauthausen. Los internos eran
testigos del cambio que se estaba produciendo desde hacía algunos días: los SS
habían destruido una buena parte de la documentación que acreditaba el funcionamiento
del campo y abandonaron la vigilancia
del recinto que pasó a manos de un
destacamento de la policía de Viena. La situación era confusa, contradictoria,
plagada de temores y miedos, por si los SS regresaban con la intencionalidad de
producir una masacre..
Recibimiento a las tropas americanas en la appellplatz de Mauthausen |
Entre los miles
de prisioneros del campo, unos 2.000 españoles habían logrado sobrevivir desde
que había comenzado su deportación,
procedentes de los stalas, el 6
de agosto de 1940. A lo largo de los dos próximos años unos 7.000 republicanos
habían ido llegando al campo austríaco en transportes muy diversos: pequeños
grupos, en convoyes con varios centenares que, en algunos casos, llegó a los 1.500
republicanos en un solo viaje.
Aquellos
momentos quedaron grabados para siempre en la memoria de quienes tuvieron la
suerte de vivirlos directamente. De entre todas las descripciones transmitidas
por los supervivientes de lo sucedido en aquellas horas, copiamos la narración
recogida en el libro “Triángulo Azul”[1]:
5
de mayo de 1945. Durante toda la mañana prosiguieron las negociaciones con
nuestros nuevos guardianes que no se atrevían a comprometerse y tenían miedo de
deponer las armas; sin embargo, teníamos la certeza de que, si el campo era
atacado, no se opondrían a que nosotros nos hiciésemos cargo de su defensa.
A las 13 h 14 min, tres o cuatro vehículos
blindados con el distintivo americano se presentaron inopinadamente. Se originó
una oleada de entusiasmo en la enorme masa humana recluida en el campo. Pero
esas fuerzas aliadas no eran más que una avanzadilla de la vanguardia americana
y hacia las 17 h regresaron a su base, que se hallaba situada a unos 30 kilómetros de
Mauthausen, cerca de Linz, dejando al campo en plena efervescencia.
El AMI recibió de inmediato la orden de
adueñarse a la fuerza de las armas y de asumir la responsabilidad del orden dentro del campo.
La situación era bastante confusa y peligrosa.
La lucha había cesado en el oeste, dado que los alemanes ya no ofrecían
resistencia organizada a los americanos; pero, unos 50 o 60 kilómetros al este
y al sureste, proseguía aún la lucha encarnizada. Poderosas unidades SS,
mandadas por Bachmayer y otros verdugos cuyas terribles hazañas eran bien
conocidas en el campo, se hallaban a menos de diez kilómetros de distancia.
Sabíamos sobradamente de lo que eran capaces y, caso de que se batiesen en
retirada, temíamos que se ensañasen con nosotros.
La policía de Viena se dejó desarmar sin
oponer resistencia. Sus oficiales huyeron y los agentes, más bien satisfechos
de salir tan bien parados, se alejaron de aquel lugar donde tantos crímenes
habían sido cometidos. No les fue hecho el menor daño. Incluso, varios de ellos
solicitaron constituirse prisioneros para no correr el riesgo de encontrase con
SS que les podrían pedir cuentas.
En menos que canta un gallo, las torres de
vigilancia y el frontón de la puerta monumental quedaron cubiertos de carteles
en honor de los ejércitos aliados y de banderas surgidas como por arte de
magia. En el mástil principal, donde unos días antes aún ondeaba el siniestro
estandarte negro con calavera, ondea ahora alegremente la bandera de la República española. ¡Ah!
¡Ojalá hubieseis podido ver vosotros, queridos camaradas que habéis perdido la
vida en este infierno este grandioso espectáculo que hubiese constituido
vuestra venganza y vuestro eterno consuelo…!
Mauthausen fue
el último de los grandes campos nazis liberados, siguiendo una cronología que
había empezado el 27 de enero de 1945, con la liberación del campo de Auschwitz
por el Ejército Rojo. La tragedia humana de la deportación fue publicitada por
las fuerzas liberadoras, mostrando al mundo la horrible realidad que se
encontraron las tropas aliadas al entrar en los recintos de muerte: las
imágenes de Bergen-Belsen, Buchenwald, Dachau, Mauthausen,… dieron la vuelta al
mundo mostrando la verdadera cara del nazismo, como una muestra más de los
masivos crímenes cometidos contra la humanidad, en el corazón de la civilizada
Europa, durante aquella década donde el dominio del totalitarismo nazi-fascista
intentó hacerse universal.
[1] M. CONSTANTE y M. RAZOLA: Triángulo Azul. Los republicanos españoles en Mauthausen.
Gobierno de Aragón, Zaragoza, 200. (pp.162-163)
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