Este fin de semana una delegación de la Amical, formada por la presidenta de la
asociación, Rosa Toran, la delegada en
Madrid, Concha Díaz, y el delegado en Aragón, Josep Mª San Martín, acompañados
por un grupo de estudiantes de bachillerato, han viajado a Austria. Visitarán
Mauthausen, Hartheim y Gusen y participarán en los actos de homenaje en los que
se organizan anualmente, en estos lugares de memoria, para recordar a las
víctimas del nazismo en general y a quienes sufrieron directamente la deportación a los campos de
exterminios diseminados por el territorio del Tercer Reich.
Mayo de 2012: homenaje ante el monumento a los republicanos. |
Sin
ningún tipo de apoyo institucional –salvo la colaboración con los ayuntamientos
de Manresa y de Santa Coloma de Gramenet- la Amical de Mauthausen, con un gran
esfuerzo, ha conseguido organizar este viaje de homenaje en el que participan
una treintena de personas entre estudiantes, socios particulares y
representantes de estos dos municipios catalanes. La crisis económica parece desdibujar todos
los objetivos por los cuales la Amical viene organizando estos viajes, con representantes
de centros educativos de diferentes lugares de España, año tras año, desde hace
una década. Creemos firmemente que es precisamente en esta situación cuando se
hace aún más necesario, si cabe, realizar este esfuerzo por difundir los
valores de solidaridad y resistencia que nos enseñaron quienes conocieron
directamente los efectos perversos del nazismo.
Los
fundadores de la Amical de Mauthausen –aquellos
supervivientes que habían regresado a España en la década siguiente a la
liberación de los campos- tuvieron muy claro que una de sus principales
actividades de difusión tenía que estar dirigida hacia los centros educativos.
Durante décadas, y aún ahora, el interés por conocer los efectos perversos del nazismo
y del fascismo dependía, y depende, de proyectos impulsados por el interés personal
de algunos profesionales de la educación que querían, y quieren, ir más allá de
las escasas referencias reflejadas en los libros de texto. El mayor acontecimiento de la historia social
europea del siglo XX pasaba, y pasa, de puntillas sobre el currículo escolar y
el desconocimiento de lo ocurrido era, y es, generalizado entre la población estudiantil
española.
Si
eso ocurre cuando nos referimos a la deportación de carácter internacional, que
como mucho se relaciona con el exterminio de la población judía, el
desconocimiento de la presencia de unos 10.000 españoles en los campos nazis es
muestra de sorpresa. Montserrat Roig, cuando estaba preparando su obra dedicada
a los deportados catalanes, en los años setenta de pasado siglo, recogía la
pregunta que muchos estudiantes se hacían en las aulas “¿Pero hubo españoles en
los campos nazis?” y esta pregunta todavía nos la encontramos actualmente, de
forma frecuente, cuando visitamos los centros de Secundaria.
Queremos
ser optimistas y pensar que, poco a poco, el conocimiento de lo que ocurrió en
Europa entre 1933 y 1945 se va abriendo paso. De forma modesta, pero ininterrumpida
y, repito, con gran esfuerzo la Amical de Mauthausen ha colaborado para superar
aquel enorme vacío evidenciado, sistemáticamente, durante años. Una gran
diferencia –otra más- con países de nuestro entorno que tienen integrada, en
sus programas escolares, la deportación a los campos nazis como un tema
específico y no como un aspecto más de los efectos colaterales de la Segunda
Guerra Mundial.
Así
pues, un año más, la expedición que salió ayer desde Barcelona, asistirá a los
actos de homenaje, a la deportación internacional, que se llevarán cabo en el
campo de Mauthausen y en el de Gusen. Recordarán a los más casi 10.000 republicanos
españoles deportados, de los que unos 6.000 hallaron la muerte durante su
estancia en los campos, la mayor parte de ellos en Gusen, durante el invierno
de 1941-1942. Visitarán también el castillo de Hartheim, donde asesinaron a
unas 55.000 personas, entre las que fueron gaseados unos 450 republicanos.
Homenajes
organizados y protagonizados por los propios estudiantes, como una continuación
del trabajo en las aulas. Un compromiso personal que continuará más allá del
viaje, para difundir la experiencia en su entorno más cercano. En Mauthausen coincidirán
con los familiares de las víctimas que, cada año, se desplazan -desde España,
Francia, Austria o Alemania- para recordarles ante el monumento a los
republicanos. Las delegaciones de otros muchos países, con sus representantes
institucionales, se acercarán también para depositar flores y rendir sus
banderas como reconocimiento a la solidaridad y la resistencia de los españoles
en el campo,… Toda una lección de memoria, de emocionados recuerdos de las
víctimas y de conciencia colectiva de la
necesidad de mantener los valores y derechos universales para que aquello no
vuelva a ocurrir ¡NUNCA MÁS!
Es vergonzoso que las autoridades españolas y catalanas se automarginen de esta clase de eventos. Se puede entender la complicidad de la derecha española neofranquista con la ideología que permitió Mauthausen, pero resulta menos comprensible la actitud de la derecha catalana.
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