Un grupo de
investigadores de la localidad de Mazarrón están siguiendo -desde hace algún
tiempo- las identidades de las personas,
originarias de esta localidad murciana, que fueron deportados a los campos
alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Joaquín Ruiz, uno de estos curiosos
de la historia local, nos visitó en la sede de la Amical, unas semanas atrás,
buscando información sobre sus paisanos deportados. Y en la conversación que
mantuvimos, al conocer mi investigación sobre los aragoneses víctimas de los
campos nazis, me habló de Soledad Cortés, una mujer que, en las listas
publicadas en Francia por la Fondation
pour la Memoire de la Deportation en el Livre Mémorial, del año 2004, aparecía sin identificar la localidad de nacimiento, mientras que en el "Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945)" editado por el Ministerio de Cultura, 2006, figuraba como originaria de Mazarrón.
Imagen con los datos de Soledad en las listas de la FMD (Livre y web) |
Para ellos fue imposible ubicarla en ninguna familia mazarronera y al comprobar que en la web de la FMD se habían actualizado los datos y figuraba como nacida en Mazaleón, decidieron ponerse en contacto con el
Juzgado de Paz de esta localida turolense desde
donde confirmaron la procedencia de Soledad.
Agradecimiento por tanto, a Joaquín y sus compañeros, al compartir estos datos y facilitarnos una copia
de la inscripción del nacimiento de Soledad en el Registro Civil de Mazaleón, quien ha
pasado, de esa forma, a engrosar la lista de las aragonesas que sufrieron
deportación en aquellos años en los que el dominio nazi se extendía por la mayor parte del territorio europeo.
Por los datos que
hemos podido extraer de dicha copia, sabemos Soledad Cortés Cubeles nació en
Mazaleón el 21 de abril de 1916 y que sus padres, Francisco y Joaquina, eran
campesinos procedentes, respectivamente, de Caspe y de Fabara.
Inscripción nacimiento de Soledad (fragmento) |
Desconocemos si
Soledad tuvo que exiliarse como consecuencia de la Guerra Civil o si bien se
trataba de una emigrante económica. Lo cierto es que fue detenida por los
alemanes, encarcelada y deportada a Alemania en un convoy que salió, el 31 de
enero de 1944, de la estación de Compiègne, en el transporte más numeroso que,
desde Francia, partió hacia el campo de mujeres de Ravensbrück. El viaje lo
realizaron en unas condiciones que conocemos gracias al testimonio de Neus
Catalá, quien la nombraba al recordar las compañeras españolas:
De allí saldríamos, hacia
Ravensbrück, Coloma Seros, Carmen Cuevas, Amalia Perramón, Sole, Herminia
Martorell, Rosita Da Silva, Alfonsina Bueno, Sabina González y su madre Carmen
Bartolí, Carlota Olaso, Rita Pérez y otras que no tuve tiempo de conocer. Cinco
días estuvimos esperando y vislumbrando que lo que habíamos sufrido no era nada
para lo que nos esperaba.
Hacinadas, vivíamos de un cuarto de pan y de agua por día, para beber y lavarnos. Sin higiene y sin aire, aquello fue la antecámara de la muerte (…) seríamos embarcadas casi 1000 mujeres en vagones de ganado; 80 mujeres en cada vagón. Eran los últimos días de enero del 44, helado y triste. Nuestros bártulos: un cubo de carburo vacío para nuestras necesidades, que se vertía constantemente encima de un puñado de paja, por litera. Una aspillera de 50 x 30 cm. nos suministraba el aire que por turno íbamos a respirar. Sin comer y sin beber, así estuvimos tres días.
Hacinadas, vivíamos de un cuarto de pan y de agua por día, para beber y lavarnos. Sin higiene y sin aire, aquello fue la antecámara de la muerte (…) seríamos embarcadas casi 1000 mujeres en vagones de ganado; 80 mujeres en cada vagón. Eran los últimos días de enero del 44, helado y triste. Nuestros bártulos: un cubo de carburo vacío para nuestras necesidades, que se vertía constantemente encima de un puñado de paja, por litera. Una aspillera de 50 x 30 cm. nos suministraba el aire que por turno íbamos a respirar. Sin comer y sin beber, así estuvimos tres días.
Internas trabajando en Ravensbrück |
Ingresaron en el
campo el 3 de febrero y a Soledad le fue adjudicada la matrícula 27099. Las 959
mujeres que formaban el convoy –entre las que figuraba un grupo de 12 españolas-
fueron destinadas a realizar trabajos forzados en diferentes instalaciones
fabriles relacionadas con la industria de guerra. Soledad permaneció en Ravensbruck
hasta que, a primeros de septiembre, fue transferida, junto a la valenciana
Amalia Perramón y un centenar de deportadas de diferentes nacionalidades, al comando
Zwodau (Svatava), siéndole adjudicada una nueva matrícula, la 51787. Este
comando dependía del campo de Flossenburg, estaba situado al este del territorio
checoslovaco, a unos 145 quilómetros al este de Praga y había sido creado, en
1944 con finalidad de explotar el trabajo esclavo de las deportadas mediante la
producción de componentes para los motores y equipos de navegación de los
aviones de la Luftwaffe (Fuerza Aérea alemana).
Al final de la
Guerra alrededor de un millar de reclusas se encontraban en este comando
sobreviviendo en unas condiciones penosas. Las fuerzas americanas las liberaron
el 8 de mayo de 1945, teniendo que adquirir alimentos por las poblaciones
vecinas para poder atenderlas y tuvieron que darles asistencia médica de
urgencia por la situación extrema en la que se encontraban.
Soledad fue
repatriada a Francia y falleció en París dos décadas después, el 5 de marzo de
1966. Conocemos la fecha por una inscripción recogida en el margen izquierda de
su acta de nacimiento. Acababa de cumplir los cincuenta años. En estos momentos
no sabemos si su muerte tuvo algo que ver con las trágicas circunstancias en
las que se vio obligada a vivir durante su cautiverio y su posterior deportación
a los campos de la muerte.
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