Cartel de 1942 tomado de zaragozame.com |
La
prensa española destacaba entre sus páginas la celebración de las fiestas en
honor a la Virgen del Pilar de aquel
año, El diario La Vanguardia reseñaba los
actos celebrados en Madrid, Zaragoza y Barcelona bajo el título: “Se celebra con esplendor en toda España la
festividad del Pilar”. Celebraciones religiosas, homenajes a la Guardia
Civil, procesiones,… actos, todos ellos, presididos por las autoridades civiles
y militares de la época.
La
reseña de la celebración en la capital aragonesa destacaba la animación y la afluencia
de gentes venidas de diferentes lugares de España: La animación en las calles es verdaderamente extraordinaria y desde
hace muchos años no se recuerda tanta afluencia de forasteros, ya que de todas
partes de España llegan a Zaragoza multitud de peregrinaciones y devotos para
rendir su tributo de veneración a la Virgen del Pilar”.
Celebraciones
que comenzaron a las tres de la madrugada con la presencia de varios grupos de
Acción Católica que, desde la iglesia de San Pablo, recorrieron varias calles
del centro “entonando las clásicas
Auroras” y una hora y media más
tarde, en el santuario de la Raza, se celebraba una misa de Infantes.
La
crónica recogida por el rotativo barcelonés continuaba así:
A las cinco de
la mañana “el panorama que ofrecía la Plaza del Pilar, calle de Alfonso, Coso,
Plaza de España y Paseo de la Independencia era verdaderamente maravilloso por
su animación. En el templo del Pilar hubo, a las diez de la mañana, una solemne
misa pontifical, que fue oficiada por el arzobispo de Zaragoza, doctor
Doménech. Asistieron a ella todas las autoridades jerárquicas del Movimiento y
las gestoras municipal y provincial en corporación. El templo lucía la
iluminación extraordinaria. La oración sagrada estuvo a cargo del doctor Juliá.
El
relato de las fiestas del Pilar de 1942, también fueron recogidas por otros
diarios. El corresponsal del ABC madrileño, el 14 de octubre, insistía en la
animación popular que desbordaban las calles zaragozanas. Teatros y corridas de
toros con las entradas agotadas y el templo de la Raza (El Pilar) resultaba
pequeño “para contener esta ferviente
invasión de pilaristas, que crece en progresión fantástica todos los años”.
Seguía la noticia de la celebración de las fiestas del Pilar destacando alguno
de los actos religiosos que habían tenido lugar el día 12:
A las siete de
la tarde, salió de la Catedral el Rosario general, en el que figuraban
Cofradías, Asociaciones y treinta coros de los Colegios y Rosarios de los
pueblos. Presidió el capitán general y asistieron el Ayuntamiento y la
Diputación en corporación, autoridades militares y civiles, jerarquías del
Movimiento y representaciones de centros y entidades (…) Por la mañana, se
celebró en el Pilar una misa organizada por la Guardia Civil, en honor a su
patrona. Presidió el capitán general y asistieron también autoridades,
jerarquías y representaciones. Las fuerzas de la Guardia Civil desfilaron por la plaza del Pilar, ante las
autoridades”.
Festejos
mediante los cuales el régimen franquista aparecía bajo la protección del manto
de la Virgen y de la Iglesia oficial, mezclándose lo político y lo religioso en una
amalgama inseparable. No en vano la Guerra había sido un Cruzada en nombre de
Dios, como bien se expresaba en el lema que los vencedores habían paseado por
las poblaciones de todo el Estado y que ahora cantaban con orgullo,
aprovechando cualquier circunstancia, dejando bien claro quien había ganado la
Guerra y quienes la habían perdido.
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