domingo, 6 de mayo de 2012

5 DE MAYO: Aniversario de la liberación de Mauthausen



Liberación de Mauthausen: Recibimiento de las tropas americanas
Ayer, día 5 de mayo, se cumplió el 67 aniversario de la liberación del campo de Mauthausen.  Fue uno de los últimos en ser liberado desde que, el 27 de enero de 1945, las tropas del Ejército soviético tomaron el campo de Auschwitz (Polonia). La liberación de  Mauthausen y Gusen –situado a unos escasos cinco kilómetros-  supuso el fin de la pesadilla de los poco más de 2.000 españoles que habían logrado sobrevivir a sus años de cautiverio. Algunos de ellos habían llegado el 6 de agosto de 1940, en el primer convoy formado exclusivamente por republicanos españoles, y la mayoría habían sido deportados, desde los campos  de prisioneros de guerra (stalags), a lo largo de 1940 y 1941. También hubo españoles que ingresaron en Mauthausen en un incesante goteo posterior, procedentes de los mismos stalags o desde las prisiones francesas donde habían sido encerrados, tras su detención, por haber participado en la resistencia.  El número de unos 7.000 españoles deportados a Mauthausen, se complementa con los más de 2.000 que fueron deportados, en primera instancia, a Mauthausen o a otros campos nazis: Dachau, Buchenwald,…

La liberación del campo supuso la recuperación de la dignidad como personas de los republicanos españoles –y de los compañeros de infortunio de las demás nacionalidades- que les había sido substraída por los SS a su llegada, en un intento de reducirlos a la condición de esclavos, como si de una especie de subhombres se tratase.

La recuperación de la dignidad y de la personalidad fue pareja a la recuperación de la identidad política. Muchos de los supervivientes pertenecían a alguna de las formaciones políticas y sindicales del amplio abanico ideológico de quienes lucharon, en tierra española, defendiendo la Segunda República. Anarquistas, comunistas, socialistas y republicanos pudieron hacer oír su voz de nuevo en un momento que se les presentaba preñado de esperanzas.

Pero la cruel realidad se impuso durante las siguientes semanas y mientras la mayoría de los deportados, de las diferentes nacionalidades, regresaban como héroes a su país,  los españoles se vieron abandonados recordándoles, de nuevo,  su condición de apátridas tal y como habían sido catalogados a su entrada a Mauthausen al verse obligados a lucir el triángulo azul, a pesar de llevar inscrita la “S” que, en definitiva y de forma contradictoria, los reconocía como Spaniers.

Logo 50 aniversario de la Amical
El futuro de los supervivientes a partir de aquel 5 de mayo fue diverso: hubo quienes no pudieron superar las secuelas de su deportación y murieron en los meses, o años, inmediatos a la liberación. La mayor parte de ellos quedó en Francia donde, poco a poco, recuperaron derechos y se fueron integrando en la sociedad francesa; algunos se quedaron a vivir en Austria;  otros emigraron a América y los que se decidieron a regresar a España, en los años posteriores,  tuvieron que integrarse, en silencio, en la sordidez de aquella España sumida en plena dictadura franquista. Y fueron estos últimos los que en 1962 fundaron la Amical de Mauthausen con el objetivo de conectar a los supervivientes, dispersos por el territorio español,  y a las viudas de las víctimas para reclamar sus derechos ante el gobierno alemán. En el otoño se cumplirán, pues,  50 años de la creación de la Amical  que no sería legalizada hasta 1978, tras la muerte de Franco.

La Amical de Mauthausen ha organizado una expedición de más de cien personas -cuyo grupo más numeroso está formado por estudiantes de bachillerato procedentes de Aragón, Cataluña, Madrid y País Valenciano- que en los próximos días partirá hacia Austria con la finalidad de celebrar tres aniversarios emblemáticos: el de la liberación del campo y los cincuentenarios de la Amical y el del  monumento de los españoles que fue erigido, también, en 1962.
Mayo de 2008: Grupo de aragoneses con José Alcubierre, ante el monumento a los republicanos.
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Este aniversario coincidió con la presentación de mi libro “Itinerarios e identidades…” en la localidad de Albalate del Arzobispo (Teruel) y quiero aprovechar la ocasión para agradecer la organización de la presentación a su alcalde, Antonio  del Río,  pero sobre todo, la generosidad de los familiares de deportados que se acercaron al ayuntamiento para asistir a un acto que tuvo algo de cultural y mucho de reivindicativo de la dignidad de las víctimas de la barbarie nazi y de la necesidad de mantener el legado de su sacrificio.

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