martes, 27 de septiembre de 2011

ACLARACIONES: Respuesta a los comentarios de la escritora Laura S. Leret.

La escritora Laura S. Leret ha dejado varios mensajes en las entradas de este blog, correspondientes a los días 20 de junio y 17 de septiembre de 2011, en las que muestra su desacuerdo sobre las referencias publicadas sobre el superviviente de Mauthausen, el Sr. Domingo Félez Burriel, de Alcorisa, que paso a comentar.

Respecto al tema de la acusación y los juicios de Dachau, en la entrada en la que resumía la erección del monumento en Alcorisa y en la que hacía referencia a la situación de acusado del Sr. Félez, en dichos juicios, se trata de un fragmento de la cita textual extraída de la obra del historiador David Wingeate Pike:  Españoles en el Holocausto. Ed. Mondadori. Barcelona 2003, que transcribo completa:

Finalmente estaba Félix Domingo Burriel, apodado “El Loco”. Con sólo sólo diecinueve años cuando llegó a Mauthausen, fue asignado a Gusen desde enero de 1941 hasta agosto de 1943, y a Wiener Neudorf entre septiembre de 1943 y la evacuación de abril de 1945. A partir de noviembre de 1942 realizó el trabajo de Friseur (barbero) y en enero-febrero de 1945 se le ordenó que marcara  a un grupo de 180  prisioneros (entre ellos, judíos, húngaros, franceses y yugoslavos) con la letra Z, que significaba su envío a la cámara de gas. No pudo establecerse la responsabilidad personal de Domingo y fue el único de los cinco absuelto por el tribunal aliado. Pero fue el estigma que arrastraba Domingo de haber sido elegido por los SS para el puesto de kapo el que explica por qué fue detenido y llevado a juicio. 

Estos casos documentados fueron excepcionales. Los datos generales sobre los kapos de Mauthausen, como los de los memás campos, siguen siendo extraordinariamente vagos. (p. 128-129)

Al menos otros seis kapos españoles fueron llevados a juicio, sin duda con la ayuda de los españoles que los buscaban (José Palleja Caralt “EL Negus”...) Los otros cinco  fueron arrestados por el contraespionaje estadounidense en 1945 y comparecieron ante el Tribunal Militar estadounidense de Dachau en junio de 1947. El primero en ser juzgado, del 14 al 21 de julio de 1947, fue Laureano Navas García. Sentenciado a cadena perpetua por los crímenes cometidos en Mauthausen y Gusen, fue absuelto en apelación. De los demás, que fueron juzgados juntos el 23 de julio de 1947, sólo uno salió bien parado. Félix Domingo Buriel, (el Loco), acusado de crímenes  como kapo de la cocina  en Gusen y como barbero en Wiener Neudorf, fue primero condenado a dos años de prisión y después absuelto.(p. 475)

Asumo el error, la cita tendría que haber sido completa y de esa forma se hubiese podido conocer en su totalidad, incluyendo la frase donde se habla de su absolución posterior.  Es en esta misma cita donde se habla de su condición de kapo,  que el Sr. Félez ha desmentido en las entrevistas concedidas a la citada escritora, Sra. Laura S. Leret, y que se pueden seguir en los siguientes enlaces:


“Soldado, preso, guerrillero



Por otra parte, las referencias sobre el Sr. Domingo Félez durante su deportación y su detención tras la liberación,  por parte de otros supervivientes, a las que aludo de forma genérica en las entradas del blog, se encuentran publicadas en:

-Montserrat Roig:  Els Catalans als camps nazis .  Ed. 62., Barcelona, 2003 2ª ed. (p. 434-435)
-M. Constante y M. Razola: Triángulo Azul. Ed. Península. Barcelona 1979, (p. 183).
-Prisciliano García Gaitero: Mi vida en los campos de la muerte nazis. Edilesa. León, 2005 (p. 114)

Y por último, citar el testimonio (grabado durante el verano de 2004) del superviviente Sr. Pascual Castejón, de Calanda, quien recordaba su coincidencia en el campo de Gusen y cuyo itinerario durante su deportación fue el siguiente: Mauthausen  del 08-09-1940 al 29-03-1941, Gusen del 29-03-1941 al 8-11-1942 y Dachau del 9-11-1942 a la liberación,

No tengo ninguna duda respecto a la consideración que me merece el Sr. Domingo Félez como una víctima más del nazismo y no entro a juzgar –ni debo, ni puedo- los comportamientos personales de quienes se vieron abocados a una situación extrema, a la que todos los deportados fueron arrastrados tan injustamente. Es de lamentar que el testimonio del Sr. Domingo Félez -tan válido e interesante como todos los otros testimonios de la barbarie nazi-  no se haya conocido con anterioridad, cuando aún estaban con vida los supervivientes que habían criticado sus actitudes durante su deportación, y quizá, de esta forma, se hubiesen podido clarificar estas controversias que han permanecido con el paso de los años.

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