Cruz en recuerdo de Manuel García e imagen de José Mª Gracia. |
El
1 de marzo de 1938, hacia el mediodía, la aviación franquista llevó a cabo el
primer bombardeo sobre Ejulve. La acción estaba enmarcada en la estrategia de
los militares sublevados en julio de 1936 como inicio de la ofensiva que llevó
a la ruptura del frente de Aragón en las semanas posteriores. Ejulve fue el primero, entre los pueblos de
la zona, en sufrir un ataque aéreo y ello fue motivado por hallarse unidades
republicanas concentradas en la localidad y
por la existencia de depósitos de armas. Quienes nos explicaron, hace algunos años, sus recuerdos de aquella jornada nos hablaron del miedo y el pánico al oír a los aviones y el estruendo de las deflagraciones. Momentos de angustia y terror que continuaron con el llanto desesperado de las familias afectadas. En aquel primer bombardeo, dejando de lado las casas afectadas, fallecieron dos personas que fueron alcanzadas directamente por las bombas:
José Mª Gracia Bundío, “el Correo”, en
el Pozo de las Eras y Manuel García Villanueva en el camino de la Vega, donde aún
se conserva la cruz que recuerda su fallecimiento.
El
amigo e historiador José Mª Maldonado,
de Alcañiz, es quien mejor ha estudiado, y dado a conocer, todo lo referente a
los bombardeos sobre las localidades de la zona republicana de Aragón. La
estrategia de los militares “nacionales” era doble: destrozar puntos de la
retaguardia y desmoralizar a la población civil. Ambos objetivos los
consiguieron con creces. Concretamente nuestro pueblo fue bombardeado en otras
tres ocasiones, el 12, el 15 y el 20 de marzo y sus consecuencias también fueron
dramáticas puesto que ocasionaron la muerte a Pilar Navarro y Dolores Lahoz,
así como a varios soldados republicanos que se hallaban alojados en uno de los
edificios destruidos. Uno de los afectados fue el templo parroquial que perdió
la techumbre, aunque afortunadamente no afectó a la torre, de más antigüedad,
como se observa en la foto que realizó Paco Saló, un oficial republicano
catalán que se hallaba destinado en Ejulve.
Vista de la iglesia donde se evidencian los destrozos causados por las bombas. |
El
mes de marzo de 1938 fue un mes aciago para la defensa de la República. El día
14 todos los pueblos de los alrededores habían caído en poder de los militares
fascistas. Todos menos Ejulve, donde las unidades republicanas consiguieron
resistir durante algo más de un mes aquellos bombardeos y la acción de la
artillería franquista que, desde la Venta de la Pintada, dirigía hacia nuestro
pueblo continuos cañonazos pero, afortunadamente, con cálculos equivocados ya
que los obuses, según me explicaron hace años, pasaban por encima de las casas
para ir a explotar sobre las laderas del cabezo Budo.
Fueron
muchas las familias que decidieron abandonar aquellos días el núcleo de la
villa y trasladarse a los mases y masías
diseminados por el término para evitar los peligros que se abatían sobre el
pueblo. En la propia historia familiar
oí muchas veces cómo mis abuelos maternos se fueron hacia la Umbría Negra y de
allí, posteriormente, a Gargallo. Mis
abuelos Juan y María tomaron la decisión correcta. Tuvieron mucha suerte puesto
que su casa, en la calle del Sol, fue una de las que quedó destruida en uno de
aquellos bombardeos. Años más tarde la reconstruyeron con esfuerzo y entre
aquellas paredes transcurrieron algunas de las mejores horas de mi
infancia. Otras familias temiendo
represalias ante la inminente llegada de las tropas “nacionales” emprendieron
un largo periplo que les llevó primero hacia Cataluña, como refugiados, y
después hacia el exilio. Pero esa es otra historia….
Imagen aérea de uno de los bombardeos sobre Ejulve. |
Buenas noches Juan M. Calvo,
ResponderEliminarEnhorabuena por tu blog, como historiador me parece muy interesante y muy bien trabajado. Por otro lado, me ha gustado mucho éste artículo. Una curiosidad, ¿sabes de la existencia de trincheras en los alrededores de Ejulve?. ¿O acaso la resistencia republicana, en ésta zona de retaguardia, no le dio tiempo a organizarse en ese sentido?.
Muchas gracias.
Un saludo,
Antonio.