Durante estas
últimas semanas se está cumpliendo el 75 aniversario del masivo exilio
republicano. Entre 450.000 y 500.000 personas huyeron, hacia Francia escapando
del avance imparable del ejército franquista por tierras catalanas, tras la toma
de Barcelona el 26 de enero de 1939-. Y por este motivo comienzo una serie de entradas en el blog
dedicadas a recordar a diferentes personas anónimas que vivieron y sufrieron directamente
la dura experiencia de la Retirada, en aquellos gélidos y dramáticos días de principios del 39.
Pero para empezar
quiero recordar, hoy 22 de enero, a D. Antonio Machado, quien cruzó la frontera
como uno más de los derrotados republicanos. Se encontraba enfermo y
desfallecido y a los pocos días, un día como hoy –el 22 de febrero de 1939- falleció
en una humilde habitación de un hotel situado en la pequeña población francesa
de Colliure, en cuyo cementerio descansan sus restos junto a los de su madre, Ana Ruiz, que falleció tres días
después.
Hoy, en homenaje a uno de los grandes poetas de la literatura universal, cuando en
todo el país se le recuerda en numerosos actos, oficiales y no oficiales, releo
su poesía y me fijo especialmente en aquel "Retrato" cuyos últimos versos
tienen mucho de premonitorio y son una lección explícita de ética personal
y colectiva para nuestra desorientada generación que tantas muestras está dando de corrupción, superficialidad
y banalización de lo auténtico. Estas palabras me recuerdan mis propios recuerdos de la infancia y también los ya
viejos, pero nunca olvidados consejos familiares sobre la sencillez ante la
vida, el valor de la austeridad, la honradez personal y el destino último -inevitable e igualitario- de nuestra existencia.
RETRATO
Su última imagen |
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/02/21/actualidad/1392991611_345741.html
http://www.lavanguardia.com/cultura/20140222/54401591952/machado-75-anos-muerte-poeta.html
http://www.lavanguardia.com/cultura/20140222/54401591952/machado-75-anos-muerte-poeta.html
http://www.rtve.es/alacarta/videos/imprescindibles/imprescindibles-antonio-machado-mundos-sutiles/1597035/
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