domingo, 13 de noviembre de 2011

FRANCISCO ZAPATER BLANC: primer aragonés muerto en Mauthausen.


Plaza Mayor de Calaceite
El 6 de agosto de 1940 fueron inscritos en Mauthausen los primeros republicanos españoles y veinte días más tarde, el 26 de agosto, fallecía José Marfil Escalona[1] (Fuengirola, Málaga, 1988). Unos tres meses después, a mitad de noviembre, hallaba la muerte en Mauthausen el primer aragonés: Francisco Zapater.

Francisco Zapater Blanc (“Blau”, según los  listados elaborados tras la liberación por un grupo de supervivientes) había nacido en Calaceite el 5 de enero de 1889, era conocido como Lo Meuco y según parece poseía una carnicería en la antigua calle del Telégrafo (conocida hoy como la calle del Matadero)[2].  Estaba casado con Mercedes Pitarque que residía en la calle Tejerías, según constaba en la ficha donde se registraron los datos de Francisco o a su entrada en Mauthausen.

1939. Republicanos en el campo de Argeles
Son muy pocos los datos que tenemos sobre Francisco y su participación en la Guerra Civil. Pero su salida al exilio francés durante la Retirada republicana le llevó a su alistamiento en la 88ª o 89ª Compañía de Trabajadores Extranjeros organizadas por el gobierno francés para aprovechar la mano de obra de los refugiados republicanos. Estas dos CTE se habían formado, a principios del mes de julio de 1939, en el campo de Argeles y su detención por los alemanes se produjo en la región de los Vosgues, en Epinal o Saint-Die, sobre el día 20 de junio de 1940[3].

Stalag XI-B
Estos republicanos fueron trasladados al interior de Alemania e internados en el stalag XI B, un campo de prisioneros situado en la localidad de Fallingbostel, en la Baja Sajonia, cerca de la ciudad de Hannover. Originariamente había sido un campamento militar  que fue transformado, a finales de 1939, en un campo destinado a acoger a los prisioneros de guerra polacos, en primer lugar, y franceses, ingleses, belgas,… en la primavera de 1940. Para Francisco, a quien se le adjudicó la matrícula 51467,  su ingreso en este stalag significó el primer contacto con el sistema concentracionario diseñado por los nazis donde permanecieron realizando diferentes tareas y donde el trato fue aceptable, según se desprende de algunos testimonios posteriores.

Tras recibir la pertinente visita de la Gestapo, en su búsqueda e identificación de los republicanos repartidos por los diferentes stalags, el 5 de septiembre salió en un convoy formado por unos 200 republicanos que, a bordo de varios vagones de ganado y prácticamente sin comida, fueron deportados a Mauthausen, a cuya estación llegaron en la madrugada del día 8.   Pascual Castejón Aznar[4], superviviente originario de Calanda, era uno de los republicanos que iban en aquel convoy y, en la conversación que mantuvimos con él, recordaba a Francisco como compañero de transporte y, también, el encuentro casual que tuvo con un familiar años después: En el vagón había un hombre de Calaceite, se llamaba de apellido Zapater, iba a trabajar a la cantera y murió en el trabajo. Un día en Alcañiz me encontré con un hombre de estos que arreglan... ¡un fontanero! y vi  “Calaceite” y le dije... ¿usted no conocería a uno de Calaceite que se llamaba Zapater, de apellido?, y  dijo: “si es tío mío que murió en Alemania”. Yo le comenté” pues murió donde estaba yo”.

Francisco Zapater, había cumplido los 51 años y superaba ampliamente la media de edad de los republicanos deportados a Mauthausen. Le fue adjudicada la matrícula 4335 y el destino común de los recién llegados fue el infernal trabajo en la cantera, donde a la dureza del esfuerzo físico había que añadir la deficiente alimentación y la crueldad de los kapos y de los prisioneros encargados de hacer cumplir, a rajatabla, las órdenes de los SS. Las consecuencias resultaron dramáticas y Francisco Zapater falleció el 15 de noviembre de 1940 en la cantera de Mauthausen, según se desprende del testimonio de Pascual Castejón

Subiendo la escalera de la cantera de Mauthausen
Durante su breve estancia, Franciso Zapater coincidió con un grupo de calaceiteños que le habían precedido: Pedro Suñer Nielles, que había ingresado el 9 de agosto; Ricardo Grau Roca y su hijo Jesús Grau Suñer y  también con  Francisco Valsells Bielsa y su hijo Bautista. Estos cuatro formaban parte del colectivo de civil que había sido deportado desde Angulema el día 24 de agosto. Todos ellos residían en Calaceite y habían coincidido durante los largos meses de la Guerra, viviendo de cerca los acontecimientos en que se vio inmersa la villa bajoaragonesa.  La noticia de la muerte de Francisco fue conocida de inmediato por sus convecinos, quienes así se lo comunicaron a Raimundo Suñer cuando éste llegó a Mauthausen un mes más tarde, el 13 de diciembre de 1940, y se encontró con sus vecinos: “Nos saludamos entre las alambradas y me dieron la noticia que Francisco Zapater había muerto[5].

Sirvan estas escasas líneas para recordar, en el 71 aniversario de su muerte, el sacrificio de este calaceiteño cuyo nombre figura, junto a los otros vecinos muertos en los campos nazis, en la placa que se puso en el cementerio de la localidad en 1986.  El Ministerio de los Ancianos Combatientes francés ordenaba el 22 de abril de 1992 inscribir la mención “Mort en déportation” en las actas de defunción de un importante número de deportados republicanos: en el listado publicado en el Journal Officiel de la République  del 20 de junio de 1992 figura también el nombre de Francisco.
 

[1] Ver entrada en este mismo blog del día 28 de agosto.
[2] SOLANA VALLS, Ricard: “Mauthausen 60 anys després. Els calaceitans víctimes de l’holocaust nazi”, Kalat-Zeyd, n.º 10, Calaceit, 2005,pp. 36-39.
[3]FONDATION POUR LA MEMOIRE DE LA DEPORTATION: Livre Memòrial des déportés de France, arrêtés par mesure de répression et dans certains cas par mesure de persécution, 1940-1945. Paris, Tiresias, 2004. T. III, p. 1060.
[4] Calanda, Mauthausen nº 4435, Gusen y Dachau. Falleció en Calanda en mayo de 2005. Entrevista realizada en agosto de 2004. Sus memorias en: Pascual CASTEJÓN AZNAR, y Joaquín MINDÁN, Memoria en carne viva. Barcelona, Ed. por S. Miguel Castejon, 2005.
[5] SUÑER AGUAS, Raimundo: De Calaceite a Mauthausen.  Alcañiz, Centro de Estudios del Bajo Aragón, 2006, p. 230.

1 comentario:

  1. menudas historias
    este rincón tuyo, el cual sigo con deleite, me da escalofríos, los cuales uno no debe obviar, claro
    recibe un cordial saludo
    Raúl
    p.d. ¿tienes datos de deportados del maestrazgo?
    puedes escribirme a mi mail eldiabloencantavieja@gmail.com

    ResponderEliminar