Memorial de Ravensbruck |
El próximo 10 de abril se cumplirán 70 años de la liberación de
esta aragonesa, por las tropas americanas, en la ciudad de Hannover
(Alemania) donde se encontraba realizando trabajos forzados tras
haber sido deportadada, desde Francia, por sus actividades como
resistente contra los ocupantes nazis. Había nacido en la localidad
oscence de Azara el 21 de diciembre de 1910 y tenemos suficientes
indicios como para pensar que se trataba de una emigrante económica
y que su família debió trasladarse a Francia cuando Antonia era muy
joven.
Lo que sabemos de ella lo hemos conocido gracias al testimonio que
Mónica Jene dio en 1975 a Neus Catalá, quien, posteriormente, lo
publicó en su libro “De la Resistencia y la Deportación”. Según
Mónica, que la nombra indistintamente como Antonia o como
Antoinette, en 1942 eran compañeras de Resistencia en la zona de
Perpiñán, formaban parte de un grupo denominado “Alibi Morris”
entre cuyas acciones estaba la
de facilitar el paso de aviadores aliados que intentaban evadirse por
España. Tras una redada llevada a cabo por la polícia el 9
de mayo de 1943, algunos de los detenidos fueron torturados y
acabaron “denunciando” a todo el grupo. Antonia fue una de las
personas que fueron detenidas en los días siguientes. Caben muchas
probabilidades de que fuese interrogada en las dependencias que la
Gestapo tenía en Perpiñán, como nos consta que fueron interrogadas
y torturadas alguna de sus compañeras. A continuación este grupo de
resistentes fueron trasladados a la prisión de Fresnes. No sabemos
si Antonia estuvo interna en otras prisiones, pero en los meses
siguientes, seguramente a principios de 1944, fue trasladada a
Compiegne, en las cercanías de París, desde donde el partió, el 31
de enero, un convoy con 959 mujeres a bordo, con destino hacia
Alemania. En aquel transporte, formado mayoritariamente por
ciudadanas francesa, había presencia de mujeres de otras
nacionalidades, entre las que encontramos a 15 españolas: Neus
Catalá, Soledad Cortés y Elisa Ruiz, entre otras. Antonia figura en
dicho listado con su nombre en francés Antoinette Chistófol y
nacionalidad francesa lo cual nos lleva a pensar que el apellido con
el que figura sea el de casada, según la tradición francesa, y con
residencia en Francia desde hacía años.
Tardaron varios días a llegar a su detino: el campo de Ravensbruck.
Durante el trayecto tuvieron que soportar algunos bombardeos lo cual
dificultó el avance del convoy. El día 3 de febrero llegaron “al
campo de las mujeres”, de madrugada, bajo una temperatura que unos
20 grados bajo cero. Gracias al testimonio de su amiga Mónica
sabemos algo de sus primeras horas en Ravensbruck: tras haber pasado
por las duchas, estaba esperando ser destinada a uno de los
barracones y durante el reparto de la comida “mis dos amigas,
Francoçoise y Antoinette, pasaron delante de mí, y como las habían
pelado la cabeza, yo no las reconocí; verlas peladas y completamente
desnudas no las reconocía”. Antonia le fue adjudicada la
matrícula 27627 y con ella tuvo que identificarse durante el tiempo
que permaneció en el campo.
Muchas de las compañeras de transporte de Antonia fueron destinadas
a trabajar en kommandos externos y a ella la trasladaron a uno, dependiente
del campo de Neuengamme, que se hallaba situado en las cercanías de la ciudad de
Hannover. Las prisioneras eran obligadas a trabajar en una fábrica de la empresa Continental
Gummi-Werke que, durante el último periodo de la Segunda Guerra
Mundial, se dedicó a la producción de máscaras de gas. Fue allí
donde fue liberada, el 10 de abril de 1945 por el ejército
americano. Repatriada a Francia, como ciudadana francesa, Antonia,
falleció a principios de los años 70 del pasado siglo,
probablemente en 1972.
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