viernes, 3 de abril de 2015

ANTONIA CRISTOFAL BRETÓS


Memorial de Ravensbruck
El próximo 10 de abril se cumplirán 70 años de la liberación de esta aragonesa, por las tropas americanas, en la ciudad de Hannover (Alemania) donde se encontraba realizando trabajos forzados tras haber sido deportadada, desde Francia, por sus actividades como resistente contra los ocupantes nazis. Había nacido en la localidad oscence de Azara el 21 de diciembre de 1910 y tenemos suficientes indicios como para pensar que se trataba de una emigrante económica y que su família debió trasladarse a Francia cuando Antonia era muy joven.

Lo que sabemos de ella lo hemos conocido gracias al testimonio que Mónica Jene dio en 1975 a Neus Catalá, quien, posteriormente, lo publicó en su libro “De la Resistencia y la Deportación”. Según Mónica, que la nombra indistintamente como Antonia o como Antoinette, en 1942 eran compañeras de Resistencia en la zona de Perpiñán, formaban parte de un grupo denominado “Alibi Morris” entre cuyas acciones estaba la de facilitar el paso de aviadores aliados que intentaban evadirse por España. Tras una redada llevada a cabo por la polícia el 9 de mayo de 1943, algunos de los detenidos fueron torturados y acabaron “denunciando” a todo el grupo. Antonia fue una de las personas que fueron detenidas en los días siguientes. Caben muchas probabilidades de que fuese interrogada en las dependencias que la Gestapo tenía en Perpiñán, como nos consta que fueron interrogadas y torturadas alguna de sus compañeras. A continuación este grupo de resistentes fueron trasladados a la prisión de Fresnes. No sabemos si Antonia estuvo interna en otras prisiones, pero en los meses siguientes, seguramente a principios de 1944, fue trasladada a Compiegne, en las cercanías de París, desde donde el partió, el 31 de enero, un convoy con 959 mujeres a bordo, con destino hacia Alemania. En aquel transporte, formado mayoritariamente por ciudadanas francesa, había presencia de mujeres de otras nacionalidades, entre las que encontramos a 15 españolas: Neus Catalá, Soledad Cortés y Elisa Ruiz, entre otras. Antonia figura en dicho listado con su nombre en francés Antoinette Chistófol y nacionalidad francesa lo cual nos lleva a pensar que el apellido con el que figura sea el de casada, según la tradición francesa, y con residencia en Francia desde hacía años.

Tardaron varios días a llegar a su detino: el campo de Ravensbruck. Durante el trayecto tuvieron que soportar algunos bombardeos lo cual dificultó el avance del convoy. El día 3 de febrero llegaron “al campo de las mujeres”, de madrugada, bajo una temperatura que unos 20 grados bajo cero. Gracias al testimonio de su amiga Mónica sabemos algo de sus primeras horas en Ravensbruck: tras haber pasado por las duchas, estaba esperando ser destinada a uno de los barracones y durante el reparto de la comida “mis dos amigas, Francoçoise y Antoinette, pasaron delante de mí, y como las habían pelado la cabeza, yo no las reconocí; verlas peladas y completamente desnudas no las reconocía”. Antonia le fue adjudicada la matrícula 27627 y con ella tuvo que identificarse durante el tiempo que permaneció en el campo.

Muchas de las compañeras de transporte de Antonia fueron destinadas a trabajar en kommandos externos y a ella la trasladaron a uno, dependiente del campo de Neuengamme, que se hallaba situado en las cercanías de la ciudad de Hannover. Las prisioneras eran obligadas a trabajar en una fábrica de la empresa Continental Gummi-Werke que, durante el último periodo de la Segunda Guerra Mundial, se dedicó a la producción de máscaras de gas. Fue allí donde fue liberada, el 10 de abril de 1945 por el ejército americano. Repatriada a Francia, como ciudadana francesa, Antonia, falleció a principios de los años 70 del pasado siglo, probablemente en 1972.

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