viernes, 24 de junio de 2011

“ITINERARIOS E IDENTIDADES. Republicanos aragoneses deportados a los campos nazis”

 










El miércoles 29 de junio, en la Biblioteca de Aragón (C/ Doctor Cerrada 22 de Zaragoza) presentaré, junto a Antón Castro, el libro “Itinerarios e identidades. Republicanos aragoneses deportados a los campos nazis”. Una obra en la que intento aproximarme a la procedencia y  a los diferentes caminos que, desde Aragón, llevaron a un millar de aragoneses hasta el infierno de los campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi, entre 1940 y 1945.
El libro está editado por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, a través de su programa Amarga Memoria, Y en este sentido he de agradecer, de forma muy sincera, la propuesta de sus responsables para dar a conocer el drama de los republicanos aragoneses en aquel traumático episodio de nuestra historia común europea.  Ana Oliva, primero, y Elisa Plana, después, han sido permanente acicate y ayuda para que el libro pueda ver la luz en estas fechas.
Cada uno de los capítulos se introduce con un texto que intenta contextualizarlo y se acompaña con diferentes notas biográficas y testimonios de supervivientes, a modo de ilustración del contenido y que cumplen, o intentan cumplir, con uno de los  principales objetivos: recuperar la identidad de las víctimas.
Los testimonios, las notas biográficas y las referencias concretas abarcan a un número limitado de víctimas, quizá sólo se llegue a mencionar a un centenar. El trabajo de selección de los reseñados se ha hecho en función del conocimiento de su itinerario y su ubicación, en uno u otro capítulo, se ha hecho teniendo en cuenta la especial relevancia de alguno de los estadios de su itinerario: militancia republicana, actuación durante la Guerra,  correspondencia desde los campos del sur de Francia y desde Compañías de Trabajadores Extranjeros, experiencia en los campos de prisioneros de guerra (stalags), actuación durante la Resistencia,….
La voz de los supervivientes transciende más allá de su experiencia particular y su testimonio es fundamental para conocer los aspectos fundamentales de un drama colectivo, al ser los únicos testigos de las crueles y excepcionales circunstancias  vividas en los campos de exterminio.
Para dejar constancia de todas las víctimas de las que tenemos referencia en la actualidad, el libro va acompañado de un CD con un listado donde figuran los nombres de los 1009 deportados  vinculados directamente con Aragón. La mayoría habían nacido en Aragón, aunque también se recogen varios casos de deportados nacidos fuera: residentes en Aragón durante el periodo republicano e hijos de aragoneses, cuyas  familias  se habían afincado en otras zonas del Estado y que fueron deportados junto a su padre.
El libro no es definitivo, ni lo pretende, a partir de ahora será el momento de rectificar los errores que, es más que seguro, aparecerán en las transcripciones de algunos nombres y apellidos. También se irán incorporando más víctimas a la lista que publicamos: la dispersión y la destrucción de la documentación generada en las oficinas administrativas de los campos, hace difícil afirmar con rotundidad la exactitud de las cifras que se barajan actualmente y que con mucha probabilidad serán superadas en el futuro al incorporar los resultados de nuevas  investigaciones.

lunes, 20 de junio de 2011

MONUMENTOS (I): Alcorisa 2006

Durante el mes de mayo de 2006 se realizaron en Alcorisa unas Jornadas sobre la recuperación de la Memoria Histórica. El patrimonio olvidado, organizadas por el Centro de Estudios Locales, la Concejalía de Patrimonio del Ayuntamiento de la localidad y la Amical de Mauthausen. Las Jornadas coincidieron con el 70 aniversario del inicio de la Guerra de España y el 61 aniversario de la liberación de los campos nazis.
El día 6, a partir de las 11 de la mañana, se llevaron a cabo los siguientes actos:  
Se inauguró la exposición La deportación republicana” de la Amical Mauthausen en el Centro Cultural Valero Lecha.
Como delegado de la Amical en Aragón, en aquellos momentos,  impartí una conferencia bajo el título Aragoneses deportados a los campos nazis.
Para acabar la mañana, se realizó un emotivo homenaje deportados nacidos en Alcorisa,  instalando una placa conmemorativa, con sus nombres,  en un obelisco de ladrillo ubicado en la cuesta de Pescarranas. 
Durante este homenaje, que fue muy emotivo, se leyeron los nombres de los nueve alcorisanos homenajeados, mientras sonaba una música de fondo, luego se guardó un respetuoso minuto de silencio en recuerdo de las víctimas y se dio lectura a una poesía de Primo Levy.
Varios familiares asistieron al acto,  entre ellos se encontraban los hijos de Manuel Rifaterra, uno de cuyos bisnietos fue el encargado de descubrir la placa conmemorativa, y también asistieron familiares de Bernardo Alloza y de Marcelino Sanz. El Ayuntamiento de Alcorisa reconocía públicamente, de esta forma, el sacrificio y sufrimiento de sus convecinos durante su deportación:

Bernardo Alloza Gascón (Alcorisa 16/06/1900- Gusen 1/09/1941).
Casado con María Guallar, residía en Alcorisa en el momento de iniciarse la Guerra Civil. Conoció el exilio e internamiento en los campos del sur de Francia. Desde el stalag (campo de prisioneros de guerra) XI B, Fallingbostel, fue deportado a Mauthausen donde ingresó el día 9 de septiembre de 1940 con el nº de matrícula 4280. En febrero de 1942 fue transferido a Gusen (nº 10949) donde permaneció hasta su muerte ocurrida medio año más tarde.

Pedro Anglés García (Alcorisa 24/06/1906 – Gusen 30/03/1945).
Creemos que residía en Barcelona con su esposa Daniela Loscos. Al igual que el anterior, tras su detención por los alemanes fue trasladado en el stalag XI B,  siendo deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1941 en el mayor convoy con republicanos deportados a Mauthausen. Ingresó con el nº 6838. El 17 de febrero, igual que Bernardo Alloza, fue trasladado a Gusen (nº 9824). Desconocemos su itinerario posterior, pero sabemos que volvió de nuevo a Gusen donde falleció el en marzo de 1945, unas semanas antes de la liberación del campo.

Domingo Félez Burriel (Alcorisa 20/10/1920). Superviviente
Procedente del stalag V D ingresó en Mauthausen el 13 de diciembre de 1940 (nº 4779) fue asignado a Gusen desde enero de 1941 hasta agosto de 1943, y a Wiener Neudorf entre septiembre de 1943 y la evacuación de abril de 1945. A partir de noviembre de 1942 realizó el trabajo de Friseur (barbero) y en enero-febrero de 1945 se le ordenó que marcara  a un grupo de 180  prisioneros (entre ellos, judíos, húngaros, franceses y yugoslavos) con la letra Z, que significaba su envío a la cámara de gas. (PIKE p. 128-129). Tras la liberación, fue encarcelado y juzgado en los llamados juicios de Dachau. Siempre ha negado las acusaciones y ha habido supervivientes que han dado una opinión muy crítica sobre su actuación. Se estableció en Venezuela, país donde reside en la actualidad.  

Francisco Gracia Félez (Alcorisa 3/08/1895- Gusen 29/07/1941). Residía en
Alcorisa, donde se le conocía como “El Fin”. Estaba casado con Carmen Latorre Félez. Durante el exilio en Francia estuvo alistado en la 11ª Compañía de Trabajadores, junto a su amigo Marcelino Sanz. Prisionero también en el stalag XI B llegó a Mauthausen el 27 de enero de 1941 (nº 5919) para ser trasladado a Gusen a finales de marzo. Según le explicaron a su hija, Francisco en un acto desesperado se arrojó contra las alambradas eléctricas que rodeaban el campo de Gusen, cuatro meses después de su llegada.

Domingo Latorre (Alcorisa 17/01/1906 - ¿?). Superviviente.
Según la última dirección conocida, vivía en Pamicis (Francia). Por razones que desconocemos había sido condenado a dos años de prisión e internado en el penal de Eysses, donde formó parte de los amotinados en febrero de 1944. Fue uno de los españoles, de este penal, que fueron deportados a Dachau (nº 73637), posteriormente fue destinado al comando Landsberg, situado a unos 70 kilómetros de Múnich, de donde fue liberado  el 29 de abril de 1945.

Manuel Rifaterra Aguilar (3/05/1899 - Parmain-Francia, 1979). Militante de Izquierda Republicana. Poseía una empresa constructora que realizó numerosas obras públicas y particulares en el bajo Aragón. Tras la Guerra se exilió a Francia con toda su familia. Siendo destinado a  una CTE de republicanos. Detenido por los alemanes fue deportado a Mauthausen  el 27 de enero de 1941 (nº 6726) y, como constructor, estuvo al frente de un grupo de grupo de prisioneros republicanos que habían sido destinados a las obras que se están realizando en el campo. Ayudó a salvar muchas vidas de compatriotas quienes se lo reconocieron en numerosas ocasiones tras ser liberados del campo. Se estableció en Francia hasta su fallecimiento ocurrido en 1979.

Marcelino Sanz Mateo (Alcorisa 14/05/1894 – Gusen 29/07/1941). Durante los inicios de la Guerra formó parte del Consejo Local como delegado de Agricultura. Estuvo vinculado con la CNT. Conocemos su itinerario en el exilio gracias a su nieto, Alban Sanz, quien está difundiendo la memoria de su abuelo mediante la publicación de las cartas que envió a su esposa mientras estuvo en la 11 ª CTE, Bajo el título  “Francia no nos llamó”. Marcelino fue deportado también el 27 de enero de 1941  (nº 6175) y en Mauthausen estuvo cinco meses hasta que a finales de junio fue trasladado a Gusen ( nº 12910) tras haber sufrido una operación a mitad de mes. En este nuevo destino sólo pudo resistir un mes, falleciendo el 29 de julio siguiente.

Aurelio Tomás Bueno (Alcorisa 11/11/1917). Superviviente
Aurelio, el 18 de julio de 1936, se tuvo que esconder ante la amenaza que supuso
la toma del poder local por parte de la Guardia Civil. En los días posteriores tomo parte activa en la toma de Alcorisa por las columnas de voluntarios que, desde Cataluña, se dirigían hacia Zaragoza.  Perdió a su hermano Mariano en la Batalla del Ebro. El 8 de febrero de 1939 cruzó la frontera junto a sus compañeros de armas, estuvo interno en los campos franceses y fue alistado en la 89 CTE siendo hecho prisionero el 20 de junio de 1940. Posteriormente estuvo interno en el stalag VIII C y en el XII D siendo deportado el 23 de enero de 1941; dos días después ingresó en Mauthausen (nº 3436) y fue uno de los republicanos destinado al kommando Styer, regresando al campo central a principios de 1943, donde permaneció hasta su liberación. Siguieron posteriormente años de exilio pudiendo rehacer su vida laboral y familiar  en Francia donde reside.

Máximo Zapater Lamiel (Alcorisa 28/05/1910 - ¿?). Superviviente
Desconocemos las circunstancias que le llevaron a Francia, aunque suponemos que siguió la estela de la Retirada republicana, Lo cierto es que fue detenido en  Granoble, a mitad del mes de julio de 1944, y a continuación internado en la prisión de Lyon, saliendo en deportación el 18 de agosto hacia el campo de Natzweiler-Struthof, siendo transferido el 4 de septiembre al Dachau  (nº 9888) donde fue liberado en uno de sus kommandos externos el 29 de abril de 1945.

lunes, 13 de junio de 2011

GUSEN: un espacio de memoria e indiferencia.

Vista del Memorial de Gusen
Conservar los espacios de memoria siempre resulta polémico y contradictorio, como también lo fueron los conflictos que generaron su existencia y sus consecuencias posteriores. Muestra de lo que decimos lo encontramos en España con las controversias generadas respecto a la exhumación de las fosas, donde yacen los cuerpos de millares de republicanos, abandonadas al vergonzoso destino del olvido.  Polémica y dicotomía moral: identificar a las víctimas, exhumarlas y trasladar sus cuerpos o convertir, in situ,  en un espacio de memoria, los lugares de asesinato y de enterramiento dejando allí los cuerpos para siempre.
La conservación de los campos de concentración y de exterminio nazis  –donde hallaron la muerte millones de personas entre 1933 y 1945- también lleva pareja la contradicción entre restaurarlos y adecuarlos como centro de peregrinaje y de difusión de lo que allí sucedió o bien, por el contrario, mantenerlos intactos tal y como cuando fueron liberados. Esto lo vemos cada año en los viajes de homenaje y conmemoración que realizamos, desde la Amical de Mauthausen, con estudiantes de diferentes  Comunidades Autónomas:
-La escalera de Mauthausen se ha restaurado y su aspecto no es el que tenía cuando los internos se veían obligados a subirla varias veces al día, cargados con los pesados bloques de granito.
-El espacio donde se ubicaban los barracones de los SS, en el exterior del campo, se aprovechó para erigir los monumentos que recuerdan a los diferentes colectivos nacionales, entre ellos el dedicado a los españoles.
-El castillo de Hartheim, donde fueron gaseadas más de 30.000 personas, entre las que se cuentan unos 450 republicanos, también ha sido restaurado y hoy es un centro modélico dedicado a la memoria de las víctimas que hallaron la muerte entre sus muros.
-El espacio donde se ubicaban los barracones de los prisioneros en Ebensee –un subcampo dependiente de Mauthausen- hoy está ocupado por una urbanización de viviendas unifamiliares, conservando un espacio para recordar a las víctimas, pudiéndose visitar también uno de los túneles donde hallaron la muerte, horadando la piedra, centenares de prisioneros.
Pues bien, a pesar de la aparente contradicción, la decisión que hay que adoptar en estos casos no puede ser otra que la de intervenir, por parte de las administraciones públicas, para conservarlos y legarlos a las generaciones futuras con unos objetivos claramente definidos:
-Preservar la memoria de las víctimas, difundir su sufrimiento y mantener vivo los valores morales de su sacrificio.
-Denunciar las ideologías y las actitudes que banalizan la conculcación de determinados derechos humanos por considerarlos insignificantes o propiedad de un determinado grupo social o nacional.
La necesidad de lo que decimos se evidencia en la visita al campo de Gusen, situado a escasos kilómetros de Mauthausen, donde hallaron la muerte, entre 1940 y 1945, más de 40.000 internos, de los que más de 3.500 eran españoles.
Tras la liberación el campo fue desmantelado y sólo unos años más tarde, la preocupación y actuación personal de familiares de las víctimas lograron preservar un espacio, alrededor del crematorio, donde en la actualidad se realizan los actos de homenaje y junto a él, años más tarde se ubicó un centro de visitantes con una exposición permanente que explica las características del campo, el origen nacional de las víctimas y la finalidad de los trabajos forzados, en régimen de esclavitud, que llevaron a cabo los prisioneros.  El memorial de Gusen se convierte cada año en un importante centro de peregrinaje donde confluyen gentes muy diversas, llegadas de diferentes puntos de Europa: italianos, franceses, polacos, rusos, españoles,… 
Edificio que albergaba la administración del campo y que daba acceso a su interior.
Pues bien, a unos escasos 200 metros del Memorial asistimos, un año sí y otro también, a la constatación de la más absoluta falta de sensibilidad y respeto hacia la memoria de la víctimas: el edificio donde se hallaba la entrada al campo pasó a manos privadas y hoy podemos contemplarlo como una residencia particular de una familia que se dedica al cultivo de champiñones utilizando alguno de los barracones que albergaron a los prisioneros.
Barracones de Gusen destinados al cultivo de champiñones.
Enrique Calcerrada[1], un republicano español superviviente de Gusen, testimonió en sus memorias la llegada al campo de los prisioneros, una tarde cualquiera, tras una terrorífica jornada de trabajo:“Al estruendo de los golpes sobre espaldas, cabezas, hombros y piernas, con los gritos de furia aplastada y de resignación mal llevada que arrancaban de los prisioneros, se unían a los lamentos lastimeros de hombres ya acabados. Con rabia contenida veíamos a estos infortunados, manchados de barro y sangre, como si saliera de un abismo. Traían las caras amoratadas, llenas de sangre y pupas, los labios abultados, los ojos hundidos y los pómulos salientes. Mi cuerpo empezó a temblar… cuando vi  que la mayor parte de estos hombres llevaban el triángulo azul en sus ropas, rotas en su mayoría, simples trapos en muchos de ellos. Pero venían tan desfigurados que no podía reconocer a ningún amigo… Tras ellos y para cerrar el cortejo, venía una carreta cargada con cuerpos exánimes, cuyas cabezas, piernas y brazos colgaban por todos los costados, empujada por una reata de presos apaleados por unos cuantos cabos para estimular sus fuerzas”. 
Cada año, la visión de la transformación a que ha sido sometida la entrada del campo, irrita a los familiares que no entienden semejante falta de sensibilidad. Su vista se nubla con lágrimas de impotencia y de rabia al contemplar el lugar y ver cómo los muros, que conducían a la entrada del campo a aquellos desgraciados, hoy se han convertido en la protección de una elegante mansión burguesa utilizada como residencia particular. Las fotografías que muestran estas dos realidades, hablan por sí solas.





[1] Villarta de San Juan (Ciudad Real, 1921) ingresó en Mauthausen el 25 de enero de 1941. Su testimonio: Calcerrada, E.: Republicanos Españoles en Mauthausen-Gusen. Málaga, Caligrama, 2003, p. 130.

jueves, 9 de junio de 2011

JORGE SEMPRÚN HA MUERTO

Con la muerte de Jorge Semprún han sido muchos comentaristas los que han coincidido en señalar cómo con su fallecimiento desaparece uno de los testimonios de la memoria del siglo XX. Su trayectoria vital ha transcurrido por los grandes conflictos en los que se ha visto inmersa la historia europea: Guerra de España, resistencia ante la ocupación nazi, deportación al campo de Buchenwald, exilio posterior, militancia clandestina, depuración política, Ministro de Cultura,…. Y por encima de tan apasionante biografía sobresale, sin duda alguna, su compromiso intelectual. Su obra literaria es un reflejo del conflicto permanente en la vieja Europa y un testimonio reflexivo y profundo sobre la experiencia del horror compartido en los campos de concentración nazi.
En los siguientes enlaces podréis acceder a diferentes artículos sobre la compleja figura del deportado superviviente Jorge Semprún, publicados en los principales periódicos del país.

miércoles, 8 de junio de 2011

LA VIDA DESPUÉS DE MAUTHAUSEN: entrevista a José Alcubierre

José Alcubierre en el kommando Poschacher

En 2010 José Alcubierre viajó a Mauthausen acompañando a un numeroso grupo de personas entre los que había estudiantes de Institutos de diferentes zonas del Estado. Los participantes en el viaje -organizado por la Amical de Mauthausen- visitaron, como es habitual cada año, diferentes lugares de internamiento donde rindieron un sincero  homenaje a las víctimas republicanas que murieron durante su deportación.   A su vuelta a Barcelona, ciudad donde había nacido José en 1924, la periodista Montse Jené lo entrevistó para el canal autonómico catalán y su testimonio se emitió en el programa L’Entrevista el día 13 de mayo de 2010.
José era casi un niño cuando llegó a la estación de Mauthausen acompañado por su familia -originaria de Tardienta- en el convoy de Angulema.  Los muchachos de más de 14 años y los hombres adultos fueron obligados a descender de los vagones, mientras que las mujeres, los niños pequeños  y los ancianos regresaron en un infernal trayecto, soportando lo indecible en medio de bombardeos de la aviación aliada, hasta ser abandonados en la frontera española en las proximidades de Irún.
Su padre, Miguel Alcubierre Panzano, murió asesinado a golpes en Gusen y José tuvo la suerte de ser destinado a kommandos de trabajo que le permitieron llegar vivo a la liberación del campo, en mayo de 1945. Luego siguieron años de exilio y trabajo en Francia.  Formó una familia y actualmente sigue dando testimonio de su deportación al campo de Mauthausen
En el siguiente enlace podréis acceder a la web de TV·3 y visionar el vídeo de la entrevista.

lunes, 6 de junio de 2011

UN CASTILLO EN LA NIEBLA

El pasado miércoles, se presentó en el Centro Aragonés de Barcelona el libro “Un castillo en la niebla”  de Joaquín Pisa. En la presentación participé con el autor y el editor, Salvador Trallero, de Sariñena, quien está inmerso en un proyecto donde se cuidan, de forma exquisita, los detalles de los libros editados bajo la marca “Sariñena Editorial”.
Joaquín ha llevado a cabo una exhaustiva investigación, durante los últimos cuatro años, para conocer los destinos de a un familiar antepasado suyo, Mariano Carilla Albalá, de Lanaja, de quien no tenía conocimiento y del que supo, por casualidad, que había muerto tras su deportación a Mauthausen.
La primera parte del libro es una síntesis de lo que fue el fenómeno de la deportación en general y la republicana en particular, durante los oscuros años del nazismo europeo. La segunda está dedicada a recuperar la identidad de Mariano a partir de unos escasísimos datos, el testimonio de varios familiares y la aportación de documentos  localizados en diferentes archivos europeos.  Joaquín nos aproxima a las circunstancias vitales de Mariano y a su singladura hasta su muerte en la cámara de gas del castillo de Hartheim, donde fueron gaseados unos 450 republicanos.
En este caso, la curiosidad de Joaquín –quien reconoce que ha descubierto a lo largo de la investigación, lo que fue la deportación republicana a los campos nazis- se ha materializado en un libro. Pero son muchos los nietos, o sobrinos nietos  que, desde hace unas décadas, se preguntan e indagan sobre el silencio que oscurece el incierto y desconocido pasado de sus familiares en aquellos espacios de muerte y destrucción diseñados por el tercer Reich.
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Entre el público asistente se encontraba el Sr. Arturo Morera quien, con sus 91 años, dio testimonio de las peripecias de su exilio en tierras francesas, su alistamiento en la 56ª Compañía de Trabajadores, de cómo consiguió el salvoconducto franquista que le permitió salir libre de sus encuentros con la Gestapo y de su trabajo, como delineante contratado por una empresa francesa,  en la base submarina de Saint-Nazarie, donde asistió a la utilización masiva de mano de obra esclava, entre los que se encontraban muchos españoles


domingo, 5 de junio de 2011

PRESENTACIÓN

Hace varios años que empecé a interesarme por el tema de la deportación de los republicanos aragoneses a los campos nazis. El tema surgió casi por casualidad al descubrir, navegando por internet, que un vecino de Ejulve (Teruel) había hallado la muerte en el campo de Gusen. Se trataba de José Brumós Tello y la casa donde había nacido se encuentra a escasos metros de la mía. A pesar de haber dedicado varios veranos a averiguar cuáles habían sido las consecuencias de la Guerra en la localidad, de preguntar por las víctimas directas, de la represión, del exilio,...nadie me había hablado de José y de las circunstancias de su desaparición en Austria. Hoy conozco algo más sobre él y sobre los otros cuatro ejulvinos que sufrieron deportación: Emmanuel Ardid, Juan Pablo Calvo Asensio, Joaquín Moya Braulio y José Pascual Pascual. 
Han sido años de búsqueda, de contacto con varios supervivientes, de  familiares que me han proporcionado información, fotografías y documentación. A todos ellos mi agradecimiento. Desde un principio me ha interesado conocer las trayectorias truncadas, la lucha comprometida, hasta las últimas consecuencias, por mantener los ideales de justicia e igualdad, los itinerarios vitales de quienes conocieron el infierno de los campos nazis: en definitiva, recuperar sus identidades.
Conocer, compartir tiempo y proyectos con la gente de la Amical de Mauthausen, durante estos últimos años, ha sido y sigue siendo una forma más de dar a conocer lo que sucedió en aquellos antros de deshumanización, trabajo esclavo, hambre, torturas, miedo, enfermedad y muerte.  Una labor de difusión que se dirige prioritariamente, aunque no de forma exclusiva, a la juventud -siguiendo el mandato de los fundadores de la Amical (1962)- para mantener de forma activa los valores de tolerancia, solidaridad y respeto hacia todas las diferencias que matizan y enriquecen nuestra realidad cotidiana.
Con este blog quiero iniciar una nueva andadura dinámica, como continuación de la web que mantuve activa durante varios años y su objetivo principal será el de ayudar a difundir la memoria de la deportación republicana, pero también irán apareciendo referencias, noticias y perfiles de otros republicanos aragoneses –hombres y mujeres- con los que, los deportados, compartieron la experiencia del exilio, tras ser derrotados en la Guerra de España.